Con el 99% escrutado, el No se impuso con un 50,2% en el plebiscito de este domingo. El Sí obtuvo un 49,7%. Santos anunció que sigue el cese el fuego, mientras que Timochenko dijo que las Farc mantienen voluntad de paz.
Contra todos los pronósticos, la paz en Colombia no logró sortear el último obstáculo que necesitaba superar: las urnas. Por un estrecho margen, los colombianos decidieron no refrendar los acuerdos de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), para acabar con 52 años de conflicto armado. Con el 99% escrutado, el No se impuso con el 50,2% de los votos, frente a un 49,7% del Sí. De esta manera, Colombia amanecerá este lunes desconcertada, polarizada y con una enorme incertidumbre.
Una semana después de la firma de la paz en Cartagena de Indias entre el Presidente Santos y Timochenko, el líder de las Farc -un hito que generó elogios en todos los continentes-, Colombia le dijo “No” al proceso de paz y a los cuatro años de negociaciones en La Habana. Apenas se conocieron los resultados estallaron las lágrimas entre los seguidores del “Sí”, mientras que los partidarios del “No” coparon las calles de las principales ciudades del país para festejar.
En un escueto pero contundente mensaje, Santos anunció que se mantendrá el cese el fuego y que el lunes convocará a todas las fuerzas de la oposición para ver el camino a seguir. “No me rendiré y buscaré la paz hasta el último minuto de mi mandato”. También dijo que enviará al jefe negociador del gobierno a La Habana para estar en contacto permanente con los líderes de las Farc.
A su vez, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, máximo comandante de la guerrilla, aseguró desde Cuba que las Farc “mantienen su voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia futuro”,
“Con el resultado sabemos que nuestro reto como movimiento político es todavía más grande y nos requiere más fuertes para construir la paz estable y duradera”, agregó. El plebiscito debía superar un umbral del 13% de participación electoral, es decir 4,4 millones de votos, mientras que 34 millones de colombianos estaban habilitados para acudir a las urnas. A pesar de que todas las encuestas le daban a la opción del “Sí” más del 60% de las preferencias frente al “No”, la campaña liderada por Santos no logró imponerse.
De esta manera, el gran ganador de la jornada era el ex Presidente Alvaro Uribe, quien llamó a votar por el “No” tras rechazar el supuesto hecho de que los guerrilleros que cometieron asesinatos o abusos no pasarían un día en la cárcel por la llamada “justicia transicional”.
Uno de los grandes fantasmas que rodeó la jornada fue la alta abstención. De hecho, sólo sufragaron 13 millones de ciudadanos (37% del padrón). Según el diario El Tiempo, el voto en las ciudades capitales fue determinante para el triunfo del No.
“Yo voto porque quiero un cambio, pero la mayoría de los jóvenes no vota, es difícil movilizarlos, y menos con este día de lluvia”, dijo John, de 25 años, en Bogotá.
¿Qué pasará ahora?
Si bien el plebiscito no era vinculante, abre un escenario de pesadilla para el gobierno de Santos, pero también para la guerrilla. Esto, porque el “No” podría generar una renegociación de consecuencias impredecibles. El gobierno había insistido en que no habría vuelta atrás, pero ahora el gran temor es que en una renegociación las Farc no querrán perder lo que ya ganaron en los diálogos en Cuba.
En medio de un ambiente de shock, los analistas colombianos sostenían que el triunfo del “No” se debía a la alta desconfianza ciudadana que aún generan las Farc, sumada a una supuesta arrogancia que exhibió Santos en las últimas semanas. El mandatario sólo cuenta con un 30% de apoyo popular y si bien su acuerdo de paz recibió elogios en el continente, en Colombia había escepticismo.
A su vez, la oposición insistió en que el proceso de paz se lo apropió Santos y la guerrilla, pero que se debió incluir a toda la sociedad colombiana. Incluso, líderes de la oposición solicitaban anoche que el próximo diálogo no debía tener lugar en La Habana, sino que en otra ciudad.
Antes del plebiscito también habían muchas dudas por el tránsito hacia la política que debían transitar las Farc. Gracias al acuerdo, la guerrilla tendría cinco escaños en el Senado y cinco en la Cámara de Representantes asegurados durante dos períodos consecutivos a partir de 2018. Esto también generó rechazo y explicaría en parte el triunfo del No.
Tras el plebiscito, el próximo paso era la entrega de armas en 23 veredales y ocho campamentos especialmente designados por ambas partes, en un período de seis meses. Pero ahora todo está en suspenso.